martes, 26 de junio de 2012

Capítulo 8

Dejé mi diario y me metí en la cama. ¿Qué podía hacer? Nada. En frío ya no me molestaba tanto el hecho de que no me hubiese dicho nada, era normal, no quería que me alejara como precisamente había hecho. Luego estaba el problema en sí...
No podía salir con una persona tan conocida. Él tenía sus obligaciones que conllevan su trabajo. Al final del verano tendría que volver a su vida, una vida en la que yo no entraba. ¿Debía alejarme? Al fin y al cabo no hacía tanto que nos conocíamos, aunque para mí ya era alguien importante, pero ¿Y yo para él? Seguro que conocía a cientos de chicas mejores que yo en todos los aspectos, más guapas, más interesantes... Y durante los conciertos y eso conocería más todavía y se olvidaría de mí. Pero tal vez yo me había precipitado, no le dejé hablar, simplemente me fui sin más, pero supuse que él entendía que necesitaba tiempo para asimilar una noticia así.
No conseguía poner en orden mis sentimientos ni mis ideas y al final caí en un sueño profundo lleno de pesadillas.
Me desperté a la mañana siguiente con la sensación de no haber descansado nada y me dolía la cabeza, en general me encontraba fatal física y psicológicamente.
Pasé el día en la cama. Mi madre vino varias veces a traerme comida, pero no me entraba y al final desistió.
Por la tarde vino Scarlett a visitarme. No tenía ganas de hablar y ella se dio cuenta enseguida. Se tumbó a mi lado y nos dedicamos a ver la televisión.
Cuando mi amiga se fue, mi madre vino a traerme una pastilla, después de tomármela me quedé dormida hasta la noche.
Desperté y miré el reloj, eran las ocho y media. Me incorporé en la cama y descubrí un papel encima mía. Era una nota de mi madre. Decía que se iban todos a cenar fuera y que volverían hasta tarde.
Estaba cansada de estar en la cama y me encontraba un poco mejor así que decidí bajar a comer algo. Cuando estaba en la cocina rebuscando en la nevera sonó el timbre. Dudé si abrir o no. Decidí mirar por la mirilla. Era Austin, el amigo de Drew. Abrí.
-Hola, ¿Está Drew? - me preguntó.
-No, están todos cenando fuera.
-Ah, vale. ¿Y tú por qué no has ido?
-He estado enferma, he pasado el día en la cama. Me dormí y acabo de despertarme.
-Oh, pobrecita, ¿Ya estás mejor?
-Más o menos...
-¿Te pasa algo, Lily?
-No, bueno, sí, no sé...
-¿Quieres hablar? Puedo quedarme a hacerte compañía un rato si quieres.
Lo medité unos segundos. Quizás me vendría bien hablar con alguien, sacar los sentimientos fuera y esas cosas.
-Claro, pasa.
Salimos al porche y nos sentamos en el suelo. Debía tener una pinta horrible, no me había peinado en todo el día y estaba en pijama.
-Bueno, cuéntame.
-No sé, ni si quiera yo misma acabo de creérmelo, pero bueno...
Le conté mi historia con Harry sin muchos detalles centrándome más en contarle el final, lo que más me preocupaba.
-Lily, no te ofendas... ¿Cómo no conocías a One Direction? Todo el mundo los conoce. Están saliendo todo el día en la tele, en la radio, en todas partes.
-A ver Austin, no sé...
-¿Y qué vas a hacer?
-No lo sé. ¿Tú qué harías?
-Pues no lo sé. Lily, le conoces hace nada, igual deberías alejarte de él. Su mundo no es nada fácil. No creo que merezca la pena cambiar tanto tu vida por alguien que conoces hace tan poco.
-¿Qué importa el tiempo que haga? A mí me importa él.
-Pues habla con él.
-No es tan fácil Austin.
-Claro que es tan fácil, puedes hacerlo ahora mismo, queda con él y hablad.
-Vale, voy a hacerlo.
Saqué mi móvil del bolsillo y me quedé mirando fijamente la pantalla, indecisa. Pasaron unos minutos y Austin me lo quitó de las manos.
-Toma, ya está llamando – dijo devolviéndomelo.
Me lo puse en la oreja y esperé nerviosa hasta que contestó.
-¿Lily? - preguntó Harry.
-Hola, sí, soy yo. Me gustaría hablar contigo, en persona.
-Vale – dijo sorprendido - ¿Te paso a buscar mañana por la mañana?
-Me parece bien.
-De acuerdo... Estaré allí sobre las once.
-Hasta mañana entonces.
-Adiós.
Colgué.
-¿Ves? Fácil.
-Sí, gracias. Una cosa, te agradecería que no contaras a mi hermano ni a nadie esto, ya sé que...
-Lily, - me interrumpió- no voy a contárselo a nadie.
-Gracias – dije dándole un abrazo.
-De nada, y a partir de ahora ya sabes que puedes contar conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario