Todo estaba silencioso. No se escuchaba ruido alguno. Ya había entrado la primavera, pero por la noche todavía hacía frío. Quizás había sido una tontería salir corriendo de casa como lo hice, pero en ese momento no me importaba.
Las lágrimas corrían por mis mejillas irremediablemente. Acababa de discutir con mi familia por enésima vez. Estaba harta.
En medio del ataque de ira había salido por la puerta, no sin gritar antes algunos improperios. Y ahí estaba vagando por las calles de mi pequeña ciudad, sin rumbo.
Me abrazaba a mi misma intentando conservar un poco de calor corporal sin mucho éxito. Pasé por al lado de un parque y decidí sentarme un rato.
Tome asiento en uno de los bancos. Estaba helada, pero no quería volver por nada en el mundo. Recordé el día en el que todo se tornó gris.
Hacía poco más de dos semanas. Me encontraba en mi habitación escuchando música cuando mi padres me llamaron desde el piso de abajo. Acudí y allí estaba toda mi familia reunida en torno a la mesa del comedor, mis padres, mi hermano mayor y mi hermana pequeña. En ese momento fui consciente de que algo malo ocurría.
-Siéntate por favor, cariño -dijo mi madre en tono extraño. Parecía un poco asustada.
Me puse al lado de mi hermano.
-¿Qué pasa? -pregunté.
-Queríamos que estuviésemos todos para daros una noticia, -comenzó mi padre- como ya sabéis el otro día me ofrecieron un ascenso en la empresa, ¿Os acordáis? -asentimos- Bueno, he decidido aceptarlo, pero me han puesto una condición.
-¿Que condición? -inquirí alarmada.
-Que nos tenemos que mudar -sentenció.
Y desde entonces todo estuvo mal. Al principio me quedé en estado de shock, luego poco a poco reaccioné. Chillé y lloré mucho esa noche, pero de nada sirvió, la decisión estaba tomada.
No quería irme, obviamente, no podía dejar a mis amigos, mi colegio, el lugar donde había crecido, MI VIDA. Todo por un maldito ascenso. Nos pagaban la casa nueva y el colegio. Y por si no lo he mencionado, no un colegio cualquiera, sino, un internado.
Teníamos que abandonar todo lo que había conocido hasta ahora en cuanto acabara el curso escolar, es decir, en dos meses.
Y allí estaba ahora, congelándome en un parque, de noche y sin fuerzas para volver al que iba a dejar de ser mi hogar. El tiempo pasaba y finalmente decidí regresar.
Las siguientes semanas pasaron volando. El tiempo no estaba de mi parte. En nada me encontré empaquetando mis cosas en cajas y despidiéndome de toda la gente a la que quería, dejando atrás una vida. La noche de antes de partir apenas pude dormir.
Al día siguiente a primera hora comenzamos nuestro viaje, una hora en coche hasta el aeropuerto y dos en avión. Ya habíamos enviado todas nuestras cosas en cajas hacía dos días para que estuviesen ya en la nueva casa cuando llegáramos.
El viaje no se me hizo nada largo. Todavía seguía enfadada con mis padres y no les hablaba a no ser que fuera estrictamente necesario, así que no me quité los auriculares en ningún momento.
En cuanto bajamos del avión nos subimos a un taxi que nos llevó a la nueva casa. He de reconocer que era realmente grande, pero ¿Qué importaba? Solo iba a pasar allí tres meses y después me iban a encerrar en un internado hasta el verano siguiente (excepcionando algunos puentes y las vacaciones de navidad).
Entré de forma brusca y busqué hasta que encontré una habitación en el segundo piso con mis cosas, mi cuarto.
Dediqué el resto del día a desembalar mis cosas, colocarlo todo y decorar un poco. Solo salí para comer y para cenar. Por la noche no podía conciliar el sueño, así que decidí empezar a escribir un diario.
Cogí un cuaderno en blanco y un bolígrafo y empecé a escribir:
26 de Julio 00:39
Hola, nunca he escrito un diario personal, la verdad es que me siento un poco estúpida escribiendo esto, pero no tengo nadie más con quien hablar aquí. Es mi primer día en un nuevo sitio, en una nueva casa... Todo es muy extraño. Odio a mis padres por hacerme esto. Voy a echar mucho de menos todo. No sé si voy a volver a ver alguna vez a mis amigos de antes, es horrible, les necesito, sobretodo a mi mejor amiga Abby, no sé como me las voy a apañar para vivir sin ella. Otra parte terrible de esto que me está pasando es que es verano, no tengo clases, ni deberes, ni exámenes y no conozco a nadie aquí ¿Qué voy a hacer durante todo el verano? Hace bastante calor aquí, creo haber visto una piscina en la parte de atrás de la casa, espero estar en lo cierto, o voy a morir de un infarto o algo parecido. Si te digo la verdad creo que la peor parte está todavía por llegar, voy a ir a un internado el próximo curso. En concreto al S.I.C o Skyscraper International College, el nombre de por si solo ya da miedo. MIEDO, esa es la palabra que define mi mundo en estos momentos. ¿Qué voy a hacer en ese lugar? No se me da bien hacer amigos la verdad, con los que tenía en casa era diferente, les conocía desde que éramos pequeños, pero la gente aquí y en el nuevo colegio serán unos completos desconocidos. Me encantaría poder hablar con Abby en estos momentos pero creo que se preocuparía un poco si la llamase a estas horas y además quiero intentar olvidar todo lo que tenía. Será lo mejor al fin y al cabo, por mucho que me duela, nada volverá a ser como antes.
Bueno, voy a intentar dormir. Hasta mañana:
Lily
Al acabar de escribir dejé mi nuevo diario en la mesita de noche y apagué la luz. Di unas cuantas vueltas más a la cabeza y caí en un sueño profundo.
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